Como es Arriba, es Abajo.


Una metáfora es, en escencia, una representación. Tiene la cualidad, como lo es un símbolo, de permitir lo único, lo irreproducible, lo inconmensurable, al mismo tiempo que entrega una base lo más cercana a lo concreto, sin transformarse en lo uno o en lo otro. Es un nexo, un puente entre lo objetivo y lo subjetivo. Reune racionalidad e irracionalidad.


Las metáforas se mueven en el lenguage de la poética y la creatividad, usualmente recurriendo a lo viejo y reconocible. Por eso, permite a los viajeros hablar de sus vivencias internas como si se tratase de las más intensa realidad, y hablar de sus realidades en el mismo lenguaje de los sueños.


De hecho, muchos de estos viajes no solo son vivencias intensamente relaes para los viajeros. También representan profundos misterios personales. Al mismo tiempo que nos hablan de realidades alternas, esquematizan diálogos interiores, movimientos personales, crisis del crecimiento y del aprendizaje.


Todos los seres vivos nos orientamos naturalmente hacia el crecimiento. Por lo mismo, estamos empujados a emprender sobre zonas desconocidas de la existencia. Ante los espacios en los que somos nuevos, debemos crear, improvisar, constantemente. Ante cada zona desconocida normalmente intentamos coordinar lo que conocemos para dar respuestas nuevas, anticipándonos en lo posible, pero muchas veces somos superados en nuestros antiguos aprendizajes. De ahí, estamos empujados de forma completamente natural, a recrearnos una y otra vez, y para ello, la libertad es el primer requisito.


Algunos Psicólogos Transpersonales han llamado a estos derrumbes de los antiguos paradigmas "crisis espirituales". Suelen ser momentos de vértigo e incertidumbre. Cuando las personas optan por declararse superados y libres frente a lo inevitable, surge una persona nueva, una conciencia más amplia y una mirada más profunda, abarcativa. Antiguamente, solíamos cuestionar estos cambios de paradigma como "fugas", y acusabamos a estas personas de "evasoras". De alguna forma se trata de una fuga, pero en un sentido diferente, porque toda fuga es, en escencia, una nueva oportunidad de mirar desde otro ángulo lo que -por tan conocido- ya no puede reconocerse.


Por eso, nuestras metáforas internas hablan de relidades alternas y de crisis personales. Hablan de mundos existentes y percepciones sublimes, con la misma intensidad con la que muestran nuestra urgencia de reconstruirnos en el caos.


Seamos justos, no solo es el caos personal, sino es el derrumbe de una civilización, de una manera de pensar colectiva y marcial. Los tiempos estan cambiando, y con ellos, los viajeros, sus paraderos y sus metáforas. Sin embargo surge una linea de esperanza en todo ello. Reconocemos aquí símbolos que han trascendido a todas las culturas en todos los tiempos. Los llamamos Arquetipos. Estos tienen la cualidad de mostrarnos un nivel de coherencia, tradición y sabiduría que parece imponerse ante el desorden aparente. Al mismo tiempo que sentimos el crecimiento, intuimos nuestro retorno al origen.


Este es el portal de los viajeros arquetípicos, los locos, los mensajeros, los imprudentes y los soñadores. Ellos escriben en el lenguage más antiguo que ha existido jamás. Por eso inevitablemente sienten que tienen mucho que enseñar.